jueves, 9 de noviembre de 2023

Lucy y los gatos

 


En el sofá da el Sol por la tarde, las gatinas lo aprovechan bien, no tienen miedo de la "gran" Lucy. Es mayor su deseo de calor. Madre e hija gustan de descansar amontonadas, muy juntas. Se dan calor y compañía. Me recuerdan a mi madre y a mi ¡Que sean felices!

Un ratito ha estado Sandy (la "niña") recostadita en Lucy. A la perrita no le importa que los gatos estén cerca y se recuesten en ella. Los gatos mayores nunca se le han acercado tanto. Moisés la huele y pone cara de asco ¡A mi me parece que huele bien!



En la ventana de la cocina. Delante Sandy (la hija) detrás Lilith, la madre, aún un poco más grande, miran el paisaje exterior.

Después de desayunar las gatinas juegan un rato y luego buscan el calor del Sol. Sandy lo ha tomado sobre el tendedero. Le pongo una mantita y ha posado en esfinge. Abajo Moisés, en la silla de vigía. Lucy en la hamaca. Lilith no estaba al Sol, si al calor en mi asiento, junto a la estufa.

Lucy en su colchoncito, al Sol mañanero.


Luego, los "meninos" (Lucy y los gatos) me piden un tentepié, cuando vuelvo de la compra o del paseo con Lucy. Vuelven a trastear las jóvenes y se apechugan otra vez al calor del Sol. 
Bamby amodorrada después de desayunar.


La vida de los gatos mayores es más simple: dormir, comer y hacer necesidades; no han sido muy juguetones, porque en su infancia estuvieron muy malitos, y  de jóvenes tenían pocas energías.


Parece que a Lilith no le han quedado secuelas de sus penalidades: salta y corre con más ímpetu que su hijita. Se la ve gordita, pelaje sedoso y muy alegre.


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